El Banco Central sigue si vendiendo dólares y así le resta poder de fuego al próximo gobierno frente a la especulación. Todo lo malo que se esperaba para el lunes, ya está pasando.
La pregunta que se repite es "qué pasará en la plaza financiera el lunes próximo". La realidad responde con un cachetazo: "no se trata del próximo lunes, porque lo que podía pasar, ya está pasando".
La implosión del sistema financiero y cambiario se expresó este jueves (24.10.2019) con una caída de reservas de 883 millones de dólares con respecto al nivel del miércoles. Los especialistas estiman que el Banco Central, solamente en operaciones de intervención para sostener un mercado cambiario sin oferta, habría entregado entre 500 y 600 millones de dólares. El resto de la fuga obedecería al retiro de depósitos en dólares de los bancos, o a algún pago menor de deuda. El pronóstico del Credit Suisse, proyectando a la mañana una caída adicional de 11.500 millones de dólares en las reservas hasta el día de relevo presidencial (10 de diciembre), a la tarde ya se había quedado corto. Si el escenario de fuga de reservas de este jueves se repitiera en las próximas jornadas, en apenas trece días hábiles se alcanzaría esa cifra. Sin contar que los 883 millones de caída de ayer no son producto de una cifra diaria constante, sino que crece en progresión geométrica cada día.
El informe del departamento de estudios del Credit Suisse proyecta que el Banco Central "podría perder unos 11.500 millones de dólares más" hasta fin de año. Esta pérdida estaría distribuida en 4500 millones por pagos de deuda en moneda extranjera, 3700 millones que entregaría por ventas en el mercado mayorista, y otros 3300 millones que cedería por los encajes de los retiros de depósitos de cuentas bancarias en dólares. La acumulación de la pérdida de reservas internacionales desde el día previo a las PASO (viernes 9 de agosto) hasta el último viernes (21 de octubre) se había repartido por tercios, aproximadamente, entre pagos de deuda, ventas en el mercado spot y retiro de depósitos en dólares. Pero esta semana aumentó la proporción de la salida de divisas del Banco Central como intervención para detener la corrida (ventas spot). Si el escenario previsto por el Credit Suisse auguraba un traspaso de mando para el 10 de diciembre con reservas disponibles casi agotadas, con los números de esta semana ese cuadro de situación aparece corporizado en un horizonte mucho más cercano.
La especulación financiera y cambiaria descuenta un endurecimiento de las condiciones para la compra y retiro de dólares a partir del lunes. Entonces, se adelanta a los acontecimientos, y al salir a comprar anticipadamente divisas, genera presión alcista y eso convoca a otros compradores de dólares, lo cual convierte al movimiento en una corrida.
El gobierno y la autoridad monetaria, puntualmente, podrían haber respondido adelantando las restricciones para resguardar las reservas. En cambio, optó por defender la cotización del dólar y sacrificar reservas. Eligió el supuesto beneficio inmediato, esto es llegar al día de las elecciones con un valor del dólar oficial y en pizarras entre 60 y 65 pesos y no disparado por arriba de los 70, como cotizan el "blue" y la paridad de transferencia. Y eligió que el país, y una futura gestión, reciba las arcas del Central vacías de reservas disponibles. Quemó las reservas y dejó al futuro gobierno sin poder de fuego para combatir a esa especulación que el gobierno en retirada favoreció, alimentó y ahora deja en situación de seguir imponiendo las condiciones. Entre los jubilados y los bancos, entre la salud y los bancos, entre el trabajo y la especulación, el gobierno que se va ya hizo su opción.
Raúl Dellatorre.
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