Argentina sufre una de las mayores recesiones del mundo. La contracción de 0,2% contra el último trimestre de 2018 confirma su continuidad. Con el consumo paralizado, la inversión se derrumbó 24,6% en el primer trimestre respecto del año pasado.
Arrastrada por el desplome de la inversión y el consumo, la actividad económica registró en el primer trimestre (2019) una contracción del 5,8% con relación al mismo período del año anterior (2018), según datos publicados por el Indec PRO (lo cuál hace sospechar que la caída es mayor).
Siguiendo los propios datos oficiales del organismo que fuera cerrado e intervenido en 2016, el consumo privado acumuló una caída del 10,5% durante el primer trimestre (2019), el retroceso más profundo desde 2009 cuando la economía experimentó los coletazos de la crisis internacional.
No es muy difícil, después de más de tres años macristas, deducir que la contracción responde a la baja en la capacidad de compra de los salarios, la precarización laboral, la destrucción de puestos de trabajo, el desmantelamiento de instrumentos como Precios Cuidados, las altas tasas de interés y el recorte en el poder de compra de los jubilados. Todo esto a partir de las medidas económicas implementadas desde 2015 y megadevaluación mediante.
Con el motor de la actividad paralizado, la inversión se derrumbó 24,6% en relación al mismo período del año pasado. A la caída en la demanda interna se suman el incremento en las tasas de interés y la disparada en la cotización del dólar, que operaron como una pinza sobre la formación bruta de capital fijo. El retroceso en la inversión no solo agudiza el efecto recesivo en el corto plazo sino que además incide de forma negativa sobre las posibilidades de crecimiento en el mediano plazo. La caída en la inversión privada fue así la más pronunciada en una década.
Siempre según el Indec (PRO), la baja en la inversión responde a la merma de 9,9% en las construcciones, un declive de 4,1% en el rubro de otras construcciones, una disminución de 31,5% en maquinaria y equipo y al decrecimiento de 56,1% en equipo de transporte. Dentro de maquinaria y equipo, el componente nacional retrocedió un 37,5% y el componente importado, un 28,5%.
Con estos datos se concluye que la economía argentina acumuló cuatro trimestres en retroceso. La caída del 5,8% acumulada en el primer trimestre (2019) refleja las bajas en el Estimador Mensual de Actividad Económica del 5,7% en enero, 4,7%o en febrero y 6,8% en marzo.
A contramano del diagnóstico ofrecido por el Palacio de Hacienda y el Banco Central sobre el final de la crisis, el derrotero de los indicadores macroeconómicos oficiales anticipa una caída mayor a la prevista por el FMI. Devenido en el principal acreedor del país, las optimistas proyecciones del organismo multilateral marcan una caída del 1,2% en 2019. De confirmarse esos pronósticos será la octava contracción más profunda del mundo, sólo superada por Venezuela, Irán, Zimbabwe, Nicaragua, Guinea Ecuatorial, Turquía y Sudán.
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