Gustavo Cañonero nuevo vicepresidente del Banco Central: Otro lobo de Wall Street en el gallinero.


El título elegido para el Informe Diario del Grupo SBS fue contundente: “Chau, chau, adiós”, escribieron los analistas de la firma a media mañana del viernes. En esa financiera se desempeñó como director y socio Gustavo Cañonero que ayer se convirtió en el vicepresidente del Banco Central. Aunque todavía no fue designado de manera formal, el economista acompañó durante todo el día al flamante titular del BCRA, Luis Caputo. Viejos conocidos de sus años en el Deutsche Bank, la dupla se instaló en la mesa de dinero de la entidad para seguir minuto a minuto la escalada de 40 centavos en el precio del dólar mayorista para llegar hasta 28,10 pesos. El nombre de Cañonero fue eliminado del reporte técnico sobre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que el Grupo SBS distribuyó entre sus clientes por la tarde, pero al cierre de esta edición seguía mencionado en el sitio web de la empresa que lo presenta como uno de sus principales directivos. El nuevo número dos del Central reemplaza a Lucas Llach que presentó su renuncia por Twitter (ver aparte). No es el único que acompañará al desplazado Federico Sturzenegger. Un grupo de directivos, subgerentes y economistas designados en áreas estratégicas también empezaron a embalar sus pertenencias aunque los cambios se definirán a partir de la próxima semana.

La lectura oficialista tras la eyección de Sturzenegger destaca a Caputo como la mejor opción para manejar la mesa de dinero del Banco Central. Dentro de esa optimista interpretación, el aporte de Cañonero es ofrecerle análisis macroeconómico confiable para tomar decisiones frente a la persistente corrida cambiaria. Quienes promueven esa visión destacan el doctorado en el Massachussets Institute of Technology (MIT) y su paso por el Departamento del Hemisferio Occidental del FMI. El recorrido por los logros profesionales del economista incluye también tareas de research en el extinto banco de inversión neoyorquino Salomón Brothers. La enumeración culmina con el cargo de Economista en Jefe de Deutsche Bank para Mercados Emergentes donde forjó su amistad con el nuevo titular de la autoridad monetaria.

Aunque consistente con la trayectoria en el sector financiero internacional exhibida por los distintos funcionarios que acompañaron a Caputo desde su llegada a la Secretaria de Finanzas en diciembre de 2015, el nombramiento de Cañonero excede su prominente currículum. El Grupo SBS donde hasta ayer Cañonero atendía el interno telefónico 160 mantiene una “alianza estratégica” con el fondo de inversiones Franklin Templeton Investments. La firma estadounidense protagonizó el salvataje financiero que un mes atrás le permitió al gobierno colocar los títulos de mediano plazo en pesos llamados Bote por una suma cercana a los 3000 millones de dólares. La operación en la que también participó el fondo Blackrock fue la maniobra que Caputo presentó como un “voto de confianza”. Semejante respaldo, que permitió atravesar el último vencimiento de Lebac con una inyección de divisas, contó con la activa participación de Cañonero.

“La decisión de Franklin Templeton Investments de expandir su participación en el mercado argentino resalta la potencialidad que el sistema financiero local comienza a ofrecer desde una perspectiva global, y augura el creciente interés de inversores internacionales en el mercado doméstico”, aseguró el comunicado enviado en marzo por el Grupo SBS al enfatizar la “alianza estratégica” con la financiera argentina. Templeton Investments y SBS lanzaron entonces tres fondos de renta fija para “buscar las mejores oportunidades de inversión dentro de los mercados de deuda de Argentina y de Latinoamérica”. Los Bote fueron una de las primeras opciones que identificó el fondo de inversión tras concretar la alianza con el Grupo SBS.

A lo largo de los últimos meses Cañonero publicó opiniones en el diario La Nación. La más reciente salió el martes pasado antes de que las viejas autoridades del BCRA entregaran al mercado 695 millones de dólares abandonando la flotación libre a la que se habían comprometido con el FMI sin domar la escalada en la cotización. “La solución no es el tipo de cambio, sino el cambio estructural”, sostiene el texto del nuevo directivo del Central donde, a diferencia de sus predecesores, advierte que las devaluaciones en Argentina son acompañadas por mayores aumentos de precios.

“Si se intentara ganar competitividad con una depreciación de la moneda sin mediar otros cambios fundamentales, el resultado sería una mayor inflación o una forma desordenada de ajuste fiscal, que concentra sus efectos negativos entre los que menos tienen”, advirtió cuatro días atrás. Cañonero explora y desecha en su artículo la posibilidad de aplicar “impuestos o limitaciones a la libre demanda de importaciones o a la compraventa de divisas” para proponer como solución “aumentar el ahorro”. El objetivo de Cañonero se logra con una contracción en la demanda.

Tomás Lukin.

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