El Gobierno convirtió el supermartes que venía para negro en un éxito dicen analistas PRO y economistas de empresas. Fue con anabólicos, pero se ganó. Una batalla pírrica. La operación a dos bandas que organizó Caputo frenó la corrida yle dio aire a Macri por primera vez, tras dos semanas de girar en falso.
Es probable que el manotazo de Caputo para pasar el sacudón no pase el antidoping, pero fue contra el límite: La baja de encajes -disfrazada- de los bancos les liberó fondos que estaban al cero por ciento y ahora rendirán al cuarenta de las Lebacs renovadas. Y el ingreso de los fondos BlackRock y Templeton con una emisión de bonos a la carta y en medio de fuertes oscilaciones del tipo de cambio, es una historia que recién empieza. El ministro se metió en la jaula y sacó adelante el round extremo.
Pero la piel quedó hipersensible y los efectos posparto de estos quince días se sentirán en lo que queda de su mandato. La corrida deja un dólar en 25 pesos, una tasa por encima del 40 por ciento, un acuerdo con el FMI que impondrá un ajuste abrupto y en menos de 30 otra mega renovación de Lebacs.
Macri salió de las cuerdas, pero ya tiene claro que la pelea estuvo mal planteada desde el principio, cuando se diseñó un gradualismo que voló por el aire y una fragmentación de la conducción económica, que va en el mismo camino. En el plano político, la paliza obligó a reincorporar a Emilio Monzó a la mesa de decisiones y provocó el regreso de Nicky Caputo a la Casa Rosada. El susto incluso obligó a hacer propia la propuesta de Monzó de abrir una negociación con el peronismo para enfrentar lo que se viene. Se trata de una Moncloa de emergencia que despierta mas desconfianza que entusiasmo.
La propuesta es la misma de siempre, apoyen el ajuste -y ahora el acuerdo con el FMI- y nosotros ponemos candidatos flojos en sus provincias para que puedan desdoblar y ser reelectos con comodidad.
Macri sacrificó buena parte de su capital político, quedó en un lugar forzado y con los tiempos expropiados por el FMI. La crítica de que su gobierno no tiene un plan económico se terminó. El plan aparecerá muy pronto y será del organismo que conduce Christiane Lagarde. La devaluación fue sólo un anticipo de la medicina que viene.
Inflación, deuda y déficit. Tres taras históricas, que traban su desarrollo y generan cíclicas crisis. Sin esas tres variables bajo control, las mejores intenciones vuelan por el aire. Acaba de pasar con la obra pública. Por eso, el acuerdo con el peronismo nunca fue una elección sino un requisito básico de un gobierno en minoría, que eligió confundirse con una hegemonía que sólo existía en su propio relato. Ese que diseñaba reelecciones y sucesiones, como si estuviera dado.
De aquel "mi gran aporte será haber terminado con el peronismo", del que Macri se jactaba en la intimidad hace no mucho tiempo, al reconocimiento de la necesidad de acordar con esa fuerza, hay un recorrido previsible -pero no por eso menos duro-, que explica todo lo que dejó en el camino el experimento político que diseñaron Durán Barba y Marcos Peña y Macri asumió como propio.
El peronismo ya leyó todas las encuestas y sabe que el año que viene (2019) tiene una oportunidad de volver al poder.
MACRILANDIA
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