La desopilante nota de Francisco Olivera para La Nación.


“MACRI, CON MÁS CONTROLES QUE NADIE” titula su nota de opinión Francisco Olivera. Este muchacho, egresado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral, es empleado de La Nación y escribe este tipo de notas para ganarse la vida. Ha pasado por entrevistas televisivas, porsupuesto que no se sale del marco corporativo (TN, Canal 13 y satélites) donde emite opiniones extravagantes, como supino operador, sobre la realidad política argentina. Aquí analizamos una nota que encontramos en un diario en un local de comidas rápidas. Un simpático viaje a la esquizofrenia. Vamos a la nota (inclinada la tipografía del texto Olivera).


La visita a España sorprendió al propio entorno de Macri . No tanto por potenciales inversiones que difícilmente lleguen mientras la Argentina no recupere cierta normalidad como por una sintonía que acaba de percibir el Gobierno de parte de los empresarios españoles. "Necesitamos que vuelvan -los alentó anteayer el Presidente-. Para que podamos revertir la pobreza es muy importante el apoyo de Europa y España frente a la agresiva política comercial de China."

Con la curiosidad activada espero encontrar la causa de sorpresa del “propio entorno de Macri” que Pancho acusa. Ya desde el vamos y cómo una vaga aclaración, Panchito aclara que las inversiones necesarias y rogadas no llegan ni llegarán en lo próximo, pero eso es sólo una digresión en su texto. Paso entonces al siguiente párrafo a ver si nos enteramos de la causa de sorpresa del entorno macrista.

Todo muy distante de aquel primer viaje de Kirchner en julio de 2003, cuando el santacruceño los acusó de haber actuado en connivencia con el menemismo y les advirtió que el país saldría adelante con o sin compañías españolas. "Presidente, usted nos ha puesto a parir", lo despidió en aquel desayuno José María Cuevas, entonces vocero de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales.

Sigo sin encontrar la causa de sorpresa del entorno macrista. Pancho arranca su segundo párrafo trayendo un recorte de una visita de Néstor Kirchner a España en 2003 (?) “Todo muy distante” escribe… (?) Pasemos al siguiente párrafo.

Esa afinidad, por ahora superficial pero ya más clara que la que demuestra el establishment argentino, parte de un sobreentendido elemental: ningún hombre de negocios espera de Macri extravagancias o expropiaciones. Lo consideran un par. Puertas adentro de la Argentina, sin embargo, esta identidad de pertenencia tiene un doble filo: en un país politizado y presto a la sospecha, Macri deberá demostrar que es capaz de sortear los conflictos de intereses que, como Trump o en su momento Piñera, le depare el ejercicio del poder.

Sin encontrar la causa de la sorpresa declamada por Panchito leemos que, según su visión, los empresarios (españoles en este caso) consideran a Macri como un par. Y sí, no necesitamos leer que Macri es empresario. Y Pancho cree que ser empresario está mal visto en Argentina, un país que él define como “politizado y presto a la sospecha”. Pancho señala a Argentina, prefiere señalar a 40 millones de habitantes politizados y desconfiados antes de señalar a uno, Macri, hijo de un empresario que hizo su fortuna sin obviar grotescos negociados y estafas al Estado argentino, procesado por la Justicia en casos de contrabando, evasión impositiva, escuchas ilegales y más de doscientas causas.

Es un escenario nuevo, porque nunca antes un empresario había llegado aquí a la cima institucional. Hasta 2015, como ocurrió con los Kirchner, generaciones de dirigentes de clase media se habían enriquecido una vez asumidos en sus cargos, razón que explica parte del saqueo del Estado. Pero Macri arribó a la Casa Rosada millonario y levantando banderas contra una Argentina corporativa y corrupta. Vaciar ese discurso supondría defraudar a quienes lo votaron.

Pancho reconoce, como todos, lo inédito de la situación. En efecto, “es un escenario nuevo”, “nunca antes un empresario había llegado” a la presidencia. Nunca antes los ministerios y todas las dependencias de gobierno fueron tomadas por empresarios y CEOS de empresas. Nunca antes las empresas tuvieron el camino tan abierto a hacer negocios vaciando el Estado, teniendo en cuenta que ya no necesitan hacer lobby ni roscas políticas, sino que atienden ellos mismos los asuntos. Pero Pancho cree y explica que “parte del saqueo del Estado” se debe a que “generaciones de dirigentes de clase media se habían enriquecido una vez asumidos en sus cargos”. Y luego cae en el clisé más pálido y sórdido que, aún hoy después de todos los casos de megacorrupción descubiertos, algunas usinas del PRO siguen utilizando. “Macri no necesita robar porque es millonario” razonan algunos cráneos. Pancho le pone otras palabras porque es un periodista orgulloso de su escritura universal: “Pero Macri arribó a la Casa Rosada millonario y levantando banderas contra una Argentina corporativa y corrupta”.

De ahí que su compromiso con la transparencia sea decisivo, y que episodios de su vida empresarial lo hayan puesto en un brete inimaginable en sus antecesores. El caso del Correo no es, por lo tanto, la simple resolución de un concurso preventivo. Macri está obligado a desterrar, por ejemplo, presunciones que han empezado a filtrarse desde el entorno de su padre, Franco, y que emparentan ese acuerdo con un gesto al que tal vez ahora no se le presta la debida atención: en noviembre, el líder de Socma presentó en la Justicia un escrito en que se atribuía la responsabilidad en Panamá Papers. Entonces, según publicó Santiago Dapelo en este diario, el padre del Presidente declaró que las sociedades habían sido formadas sin el consentimiento de sus hijos, de quienes agregó que, por sus edades de entonces -Mauricio, 22; Gianfranco, 20, y Mariano, 15- sería "imposible pensar que ellos hubieran decidido o tomado intervención". Verificar una supuesta devolución de favores es difícil. "Franco se ha portado muy bien con Mauricio", dicen en el gabinete cuando describen la sinuosa relación entre ambos.

Aquí Pancho saltó a Franco Macri, padre de Mauricio, como culpable de todas las manchas de corrupción que ensucian injustamente a Mauricio, paladín de la transparencia que, de acuerdo a la visión de Pancho, tiene que lidiar con la pesada imagen de su padre. Pancho trae el caso de los Panamá Papers con la intención de ayudar y defender a Mauricio (con defensores así…). Y lo trae por la sola razón de que en aquél caso, vigente en causa judicial y escándalo internacional, Franco Macri presentó un escrito desligando a su hijo como si ese papel o servilleta o lo que fuere que haya escrito tuviese valor y credibilidad alguna.

La crisis del Correo desconcierta por varios motivos. Entre otros, porque contó con la participación de los Kirchner, que dejaron licuar la deuda nada menos que durante 12 años. Es cierto que el vínculo de Macri padre con ellos fue explícito. Tanto que, por ejemplo, no hubo inconvenientes para que Rafael Sardella, el directivo de Socma que tenía a cargo el pliego de privatización, continuara seis años más, una vez consumada la estatización, como director general de la empresa hasta 2009. ¿Respeto kirchnerista por las fuentes de trabajo? Esa generosa política de recursos humanos no aplicó en YPF o Aerolíneas. Sardella es hoy presidente de la estatal Aguas Bonaerenses. "Sin duda, desde la razón, voto a Cristina Kirchner", sorprendió públicamente en 2010 Franco Macri desde Pekín, donde definió a aquella gestión como la mejor desde Frondizi.

Pancho no se sale del cuadro PRO. Las risibles usinas repiten el argumento de Franco culpable, Franco amigo de Kirchner, Franco corrupto, Franco perjudica la cristalina imagen de Mauricio. Pancho y la usina PRO llevan esta posverdad al paroxismo de enfrentar como enemigos al padre (Franco) y al hijo (Mauricio) tomando alguna disputa que salió a la luz pública.

Para Pancho “la crisis del Correo desconcierta”. Pero sólo él está desconcertado y en ese desconcierto intenta entrometer a Franco, a Kirchner y otras misturas desconcertantes. El caso del Correo, que no es ninguna “crisis”, es un flagrante y escándaloso caso de corrupción por el que Mauricio Macri pretendió estafar al Estado argentino en miles de millones de pesos a favor del grupo empresarial de su familia. Este caso vino a explotar en la opinión pública después del escandaloso caso de los Panamá Papers (se le detectaron a Macri más de 50 empresas offshore), las licitaciones ganadas por el primo Calcaterra, el blanqueo de capitales permitido a familiares de funcionarios y en paralelo a las denuncias por las maniobras macristas para desguazar Aerolíneas Argentinas y pasar sus rutas aéreas a otra empresa del grupo familiar, Avianca.

El caso del Correo no es ni una crisis ni desconcierta. Es sólo un caso más de los cientos que ocurrieron, ocurren y ocurrirán mientras este energúmeno que accedió de manera espuria a la presidencia argentina tenga el poder de hacerlo.

Ese respaldo explica que, por ejemplo, el grupo le haya iniciado juicio al Estado por la estatización recién a mediados de 2016, 12 años después, paso judicial que caducó este mes por un extraño olvido procesal: no fue notificada la contraparte -el procurador general del Tesoro, Carlos Balbín-, requisito que debe cumplirse en un plazo de 180 días. ¿Se intentaba bajarle el perfil a la demanda hasta último momento?

Aquí Pancho ya bordea la idiotez y subestima cualquier lector que llegue a su texto. Elige hablar de un respaldo de Franco Macri a Kirchner para contar de modo velado que los Macri, además de condonarse una deuda que acumula 70.000 millones de pesos en 15 años de plazo pagando 7% de interés, le acaba de hacer una demanda al Estado por 2300 millones de pesos a cobrar con el 11% de interés.

Son asuntos que la Justicia debe dilucidar, a diferencia de lo que ha ocurrido siempre, con un ojo en hechos del pasado. Con las rutas otorgadas a Avianca, otro de los casos cuestionados por la oposición, tampoco alcanza con mirar el presente. El Gobierno fue denunciado por haberla incluido en un lote de cinco aerolíneas que obtuvieron estos derechos en diciembre en audiencia pública. La acusación es que la firma colombiana venía de comprar, casi un año antes, MacAir, la histórica aerolínea de los Macri. ¿Habrá entonces que impugnar la licitación, sin dudas necesaria para ampliar la oferta de vuelos, aun con los antecedentes de que aquí no se hacía una convocatoria pública desde 2005 y de que nunca en la historia una empresa salió de una audiencia con las manos vacías? Más que sobre el acto público de diciembre, las dudas recaen sobre las motivaciones de marzo de 2016: ¿cómo corroborar si se incluyó una promesa en la venta de MacAir, si lo único constatable es que se tomó una medida que favorece a los usuarios?

Pancho vuelve sobre sí mismo y, cada vez más lejos de la realidad, pierde el foco y se enmaraña en argumentos irrisorios. Los movimientos realizados desde hace más de un año, incluso el 100% de las licitaciones ganadas por Avianca y la renuncia forzada de Constantini al frente de Aerolíneas Argentinas, demuestran claramente las intenciones de Macri, que continúa haciendo negocios a costa del Estado, sin necesidad de “dar comisiones” ni hacer lobby.

La lógica podría extenderse a Iecsa, la constructora de Angelo Calcaterra, primo del Presidente, a quien Cristina Kirchner le adjudicó el soterramiento del ferrocarril Sarmiento. ¿No era hora de concluir una obra que la ex presidenta anunció no menos de ocho veces y ni siquiera inició? Macri debe haberlo pensado el año pasado, cuando le destinó al proyecto 45.000 millones de un plan de obras de 100.000 millones de pesos. Un mes y medio antes, Calcaterra había anunciado que pondría en venta Iecsa con un argumento que dejaron trascender sus allegados: será muy difícil, como pariente, presentarse en próximas licitaciones. Pero, si una aerolínea vale por sus rutas, las constructoras tienen el precio que le dan sus proyectos. Lo habrá tenido en cuenta Marcelo Mindlin, que acaba de interesarse por Iecsa. Cristina Kirchner lo advirtió en noviembre, cuando declaró en la causa que la involucra con Báez: alertó de la presunta incompatibilidad a los fiscales, que entonces pidieron a la Justicia que abriera una investigación. ¿Se deben volver a parar los trabajos? ¿Objetar la venta de la contratista? ¿Culpar a Cristina, ayer adjudicadora y hoy denunciante?

Macri permite que su primo Calcaterra y su amigo Nicolás Caputo ganen todas las licitaciones millonarias para obras de infraestructura y Pancho habla de Cristina.

Son ironías de un proceso que para la Argentina es inédito y que ya cambió el paradigma jurídico. En la Justicia lo anticipan así: la atención, abocada históricamente a lo que pasaba en los juzgados federales de Comodoro Py, deberá ahora extenderse a los fueros civil y comercial, penal económico y penal tributario. Por antecedentes, discurso de campaña o simple prejuicio, y a diferencia de otros jefes de Estado, Macri enfrentará controles más sofisticados y acordes con el establishment que lo forjó. El mostrador tiene dos lados, pero está a la luz del día.

Pancho no cuenta que la Justicia, esta Justicia, es una de las tres patas que, confabulada con las empresas mediáticas y los grupos de poder llevaron al empresario evasor a la presidencia.

Leí esta nota publicada en el diario La Nación en la noche del sábado 25 de febrero de 2017, sentado a una mesa de McDonalds. Debo asegurar y comentar que el combo de comida chatarra y periodismo chatarra es poco saludable y muy perjudicial para la salud.

Al día siguiente, un apacible y caluroso domingo de febrero, la tapa de Clarín aparece, sin anestesia, a través de una cuenta de twitter, diciendo esto:


Comentarios

  1. INFANTILES BURLAS HACIA EL PUEBLO Y LA CONSTITUCION ESTO SOLO PUEDE HACERSE CON COMPLICIDAD JUDICIAL DE POR MEDIO!!!!!!!

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  2. Siempre puede aparecer un estupido mendaz y descerebrado

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