Gobierno PRO: HSBC logra ocupar puestos clave para la regulación y el control del sistema financiero.


El Presidente del Banco Central nombró a un importante cuadro del HSBC en un puesto clave para el sistema financiero local. Se llama Horacio Bertella y fue Head of Fixed Income & Equity Trading del banco privado, uno de los más poderosos del globo, altamente cuestionado por sus maniobras especulativas. Desde el 28 de diciembre reviste en la estratégica Mesa de Dinero del BCRA, donde se deciden minucias como la devaluación o el manejo de las reservas monetarias del país.

-Voy a delegar algunas cosas. Él es mi hombre de confianza.

Pocas palabras y directas. Es el estilo que tiene el CEO del HSBC, Gabriel Martino, cuando tiene que hablar de temas importantes. Así fue como presentó a Esteban Horacio Bertella, contador público, graduado en la UADE, con especialización en finanzas y un recorrido similar a su jefe. Ambos iniciaron su carrera en el Banco Roberts y pasaron al HSBC cuando el gigante británico se lo tragó de un bocado. La presentación de Bertella, en oficinas públicas y privadas, tuvo lugar en 2013, cuando Martino enfrentaba una situación compleja porque el gobierno de Cristina Fernández había empezado a mirar con desconfianza y la Unidad de Información Financiera (UIF) iba apretando los controles sobre el sistema bancario. Bertella era el Head of Fixed Income & Equity Trading del HSBC y nadie imaginaba en ese momento que tres años más tarde sería Gerente Principal de Operaciones de Mercado del BCRA, a donde llegó de la mano de Federico Sturzenegger.

El arribo de Bertella a la Subgerencia General de Operaciones del Banco Central, conocida al interior de la entidad como la “Mesa de Dinero”, comenzó a gestarse con el triunfo de Cambiemos en las elecciones nacionales. El plan de desembarco que elaboró Sturzenegger incluía el control de las áreas claves de la autoridad monetaria. La Mesa de Dinero es una de ellas: su tarea es “dirigir, coordinar y supervisar las actividades de administración de las reservas internacionales del BCRA, de asistencia financiera a las entidades para atender situaciones de iliquidez, y de exterior y cambios, así como la concentración y liquidación de operaciones”. Es decir, desde allí se manejan las reservas monetarias del país.

Para terminar de entender el peso de esa Subgerencia hay que decir que desde allí se controla, por ejemplo, la remisión de utilizades de las multinacionales a las casas matrices. Desde allí el kirchnerimo pisó la salida de dólares después del triunfo electoral de Cristina Fernández en 2011. Uno de los sectores que más lloraron la situación fueron las empresas mineras, que terminaron optando —en algunos casos— por reinvertir a cuentagotas a la espera de un cambio de escenario. También allí se terminó de definir la devaluación de enero de 2014, cuando la Mesa de Dinero autorizó la venta de dólares que terminó convalidando un salto del 22 por ciento en el valor del billete verde.

Una de las primeras decisiones de Sturzenegger fue desplazar de la Subgerencia a Agustín Torcassi, un economista dela UBA, que ingresó en 2002 al banco, pasó por varias funciones, y finalmente reemplazó en marzo de 2015 a Juan Basco, quien decidió jubilarse. En su lugar puso a Agustín Collazo, economista formado en la Universidad Torcuato Di Tella con un master en la Universidad de Chicago. Llegó a la Mesa de Dinero de la autoridad monetaria directo desde la banca de inversiones Morgan Stanley, con sede en Nueva York. Ahora tendrá un segundo al mando proveniente del HSBC.

La gerencia principal a cargo de Bertella tiene entre sus atribuciones específicas “las operaciones derivadas de la administración de las reservas, como así también de la operatoria en los mercados cambiario y monetario... dirigir el análisis y seguimiento de la coyuntura monetaria y fiscalizar la asistencia financiera a las entidades del sistema financiero para atender situaciones de iliquidez”.

El elegido

Bertella nació en 1977 y se crió en el conurbano bonaerense. Tiene un pasado barrial, parecido al de Martino, que se crió en Almagro. Pero a diferencia de este, se educó en el Euskal Echea, un colegio de la comunidad vasca fundado en 1905, en Llavallol. No será el Newman pero tiene lo suyo. Es un terreno enorme, alejado del centro de la ciudad, donde concurren los hijos de la clase media alta y conservadora de la zona. Se fundó como un “colegio de varones”, con la educación a cargo de sacerdotes capuchinos llegados directamente de la provincia de Navarra, en el País Vasco. El tiempo fue aggiornando el lugar y permitieron el ingreso de mujeres, pero la educación corrió un tiempo por cuerdas separadas: una iglesia del colegio divide el predio en dos, de un lado los hombres, del otro las mujeres. Finalmente se convirtió en un colegio mixto.

Antes de terminar el secundario, Bertella hizo una pasantía en el Banco Roberts, donde conoció a Martino, que —para ese 1995 en que Carlos Menem lograba la reelección— era el jefe de la Mesa de Dinero de la entidad privada. Eso lo decidió a estudiar Ciencias Económicas y se inscribió en la UADE.

Dos años después, el Hongkong and Shanghai Banking Corporation (HSBC) terminó de comprar el Roberts, del que ya era socio en un treinta por ciento. Así Bertella y Martino ingresaron al banco de capitales británicos, que había nacido en 1865 para canalizar los fondos que generaba el tráfico de opio utilizado por Gran Bretaña para sostener las rutas comerciales con China. “Ingresé como Trader Junior y, los cuatro años siguientes, trabajé cubriendo el mercado spot primero; y luego, los futuros de moneda. Dado que ya el trabajo me pedía una especialización, decidí primero hacer un Master en Finanzas y, luego, un MBA (esto último asistido por el Banco)”, recordó Bertella en una publicación de la UADE de 2012.

“Hacia el año 2010, emprendí la empresa más importante de mi carrera, que fue cubrir Argentina y otros países de Latam en la mesa de New York. Dos años de altísimo esfuerzo: me levantaba a las seis y trabajaba hasta las 18, tenía mucha presión; y la familia, lejos. Sin embargo, me permitieron realizar mi sueño de operar en Wall Street”, completó Bertella, quien a comienzos de 2012 regresó a la Argentina como Head de Fixed Income & Equity Trading. Ese mismo año también volvió Martino, quien venía desde México, donde estuvo a cargo de la tesorería del HSBC azteca, atravezado por una investigación del Departamento de Justicia y el Senado estadounidense por no frenar operaciones de lavado de activos de narcos mexicanos. Según los investigadores, el HSBC había canalizado unos cuatro mil millones de dólares desde México a Estados Unidos.

El HSBC reconoció la acusación, pagó una multa de 1.900 millones de dólares y se comprometió a modificar su comportamiento. Poco después terminó de estallar otro escándalo: el ingeniero en informática Hervé Falciani difundió una lista con evasores de Estados Unidos, Francia, España, Italia, Bélgica y Gran Bretaña. Todos ellos habían operado con el HSBC vía sus áreas de Banca Privada. Eso gatilló diferentes causas judiciales en Europa, donde la Justicia dictó varias condenas. En Argentina existe una causa penal en curso donde hay 224 imputados —incluyendo a los directivos locales del banco británico— por el delito de “evasión agravada”, que prevé una pena de hasta nueve años de prisión. Y, sin embargo, los promueven.

Un monumento

Ana Castellani, Paula Canelo y Mariana Heredia, del Observatorio de las Elites Argentinas, contabilizan que el 31 por ciento de los funcionarios que arribaron al Estado con el gobierno de Macri ocupaban antes un puesto de alta o media gerencia en el sector privado. La llegada de Bertella al Banco Central confirma esa tendencia. Y también permite constatar cómo ciertos actores protagónicos penetran en instituciones íntimamente relacionados con su negocio principal: antes de poner al segundo de la Mesa de Dinero de la autoridad monetaria, el HSBC se aseguró el número dos de la UIF.

Detrás del titular, Mariano Federici —que llegó desde el FMI y considera que no está tan mal la evasión tributaria en un país como la Argentina—, el HSBC ubicó a María Eugenia Talerico, que fue abogada de un oficial de cumplimiento encargado de reportar las operaciones sospechosas de movimiento de dinero en una causa donde se investigaba el lavado de activos. “No está escrito en ningún lado, pero esa defensa la termina costeando el banco”, reconoció una fuente del sistema financiero.

Hasta la llegada de Cambiemos a la Casa Rosada, la UIF consideraba central —tal como establece la ley 26.683— perseguir la evasión tributaria, porque entendía que detrás estaba el lavado de dinero. Esa impronta, junto a la persecusión del narcotráfico y del terrorismo, concordaba con las estimaciones sobre la fuga de dinero hacia las guaridas fiscales. Según cita Nichols Shaxon en su libro Las islas del tesoro, el presidente de Global Financial Integrity (GFI), Raymond Baker, calculó que dos tercios de los fondos depositados en Panamá o los sistemas off shore de Estados Unidos o Gran Bretaña están conformados por transacciones comerciales hechas por las multinacionales a través de las fronteras —elusión y evasión—, un tercio proviene del crimen organizado y el tres por ciento de la corrupción.

Con Bertella y Talerico, el poderoso HSBC logró ocupar dos puestos claves para la regulación y el control del sistema financiero. Su incorporación a la estructura del Estado, para monitorear los pasos de quienes hasta ayer fueron sus jefes y los formaron profesionalmente, anticipa lo que podría ser el principal legado del gobierno de Cambiemos: un faraónico monumento a la especulación.

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