En una de sus últimas columnas Marcelo Bonelli propone dar por sentada (y exitosa) la medida del “levantamiento del cepo” y plantea necesario avanzar en el resto de las medidas que constituyen el verdadero paquete económico que pretende cambiar estructuralmente el funcionamiento de la economía.
En este sentido, para el establishment los anuncios realizados aún no terminarían de configurar una nueva fisonomía de la economía argentina.
• Eliminación del control de cambios (“cepo”) y habilitación a compra de 2 millones por mes (habilitación a la fuga de capitales);
• Brusca devaluación del 42%: dólar que hoy ronda los 14 pesos;
• Desregulación de la tasas de interés y suba de las tasas para ahorro en pesos y en dólares (que impactará en suba de tasas para préstamos y créditos);
• Eliminación de retenciones a todos los productos exportables del agro e industriales, y reducción del 35% al 30% para la soja;
• Eliminación de los controles comerciales (DJAI - autorizaciones para importar-);
• Eliminación del Observatorio de Precios (ya no se pedirán las estructuras de costos a las empresas para regular sobre la rentabilidad del conjunto de la cadena);
• Eliminación de las barreras a la entrada de fondos especulativos de corto plazo (30% de encaje dispuesto por Lavagna en 2005);
• Nuevo endeudamiento: entre 15 mil y 25 mil millones de dólares de entidades bancarias a través de un “repo” del Banco Central;
A pesar de este significativo paquete económico ya anunciado, el titular de la UIA, Kaufmann Brea, sostuvo: “Esto normaliza la economía. Ahora hace falta conocer muchas medidas complementarias”. Bonelli completa el pedido con información de los nuevos acreedores de Argentina: “Los informes de Wall Street ponderan la medida, pero también hablan de las decisiones pendientes. Así lo expresan los informes confidenciales del JP Morgan, el Itaú y Nomura Bank. El equipo de Prat-Gay debe elaborar un programa global, que tiene que encarar los siguientes desafíos:
– Una política fiscal y monetaria que reduzca en forma paulatina el déficit de siete puntos del PBI. Sin esto, ninguna pauta cambiaria soporta.
– Una estrategia para moderar a mediano plazo el fuerte aumento que tuvo la tasa de interés. Lo impulsó el BCRA para contener eventuales corridas cambiarias. En el cortísimo plazo se soporta, pero, de persistir, el alto costo del dinero podría generar una fuerte recesión”.
¿Cuál es el Plan? Plan 70/30. La decisión de la devaluación se acompaña de importantes medidas que no son inocuas. El objetivo es “ordenar” la relación capital - trabajo en valores más cercanos a 70/30 en la distribución del ingreso (70% para el capital, 30% para los trabajadores) y generar una masa de excedente que sea apropiada por el empresariado concentrado local y extranjero.
En definitiva:
1. El objetivo es la definición de un nuevo estadio de la distribución del ingreso, regresivo a partir de ahora rompiendo con la tendencia de los últimos años.
2. Ganan: los exportadores (retenciones, devaluación), sector financiero (devaluación, fin del cepo, suba de tasas), empresas energéticas (fin subsidios) y productores concentrados (de alimentos, medicamentos e insumos difundidos, a partir de aumentos de precios desmedidos).
3. Pierden los asalariados: mesa tripartita con techo salarial, no se mide inflación (Todesca “no puede”), se avalan aumentos desde 23 de noviembre, y se desprotege la industria nacional (fin de controles comerciales).
4. Aumento de todos los precios liberados menos uno: el salario. Mismo esquema en en 1976: congelamiento salarial y liberación de precios. Esto produjo en 90 días una caída de la participación los asalariados en el ingreso de 20 puntos. Ese nuevo punto de partida significó una discusión de fracciones del capital por la disputa de ese excedente.
5. ¿Quiénes son los ganadores hoy? ¿Cómo disputan por ese excedente? A través de políticas públicas.
Hernán Lechter, Diario Registrado
Comentarios
Publicar un comentario