La industria perdió 125.000 puestos de trabajo desde 2015


Los datos de empleo, a tono con los indicadores del resto de la actividad económica del gobierno PRO encabezado por el empresario Macri, no traen buenas noticias. Se sabe que lo que para un sector es una mala noticia, es necesariamente "una buena noticia" para otro sector y, en ese marco, se reconoce que lo que se lee como un estrepitoso fracaso de política laboral es, para este gobierno PRO, un rotundo éxito en el camino del abaratamiento de la mano de obra a través de devaluaciones, recesión y crecimiento del desempleo.

Entre marzo y noviembre de 2018 se destruyeron en Argentina casi tantos puestos de trabajo del sector privado como los que se habían creado desde 2014. En los 8 meses siguientes a marzo (2018) comenzó a disminuir mes a mes la cantidad de asalariados registrados en el sector privado, según datos oficiales. Desde el pico histórico de 6.282.469 personas que trabajaban en marzo (2018) se pasó a 6.148.200 en noviembre (2018): una destrucción de 134.269 empleos.

Este nivel de empleo registrado en noviembre (2018) significa volver casi a la misma cantidad de puestos laborales que se habían anotado cuatro años atrás, ya que quedó apenas 11.619 puestos por encima de ese momento.


Estos datos (oficiales) son los que pueden conocerse de desempleo a partir de la intervención estadística que provocó este gobierno PRO cambiando los índices, métodos y coeficientes de medición para camuflar los datos necesariamente negativos de una política proyectada de antemano. Recuérdese que el INDEC estuvo cerrado e intervenido durante casi un año (2016) mientras sucedía la brutal devaluación PRO y comenzaba el crecimiento del desempleo en paralelo al de la pobreza. Así, por ejemplo, desde entonces el ciudadano desempleado que busca trabajo apenas si es captado por las mediciones oficiales y el desempleado que no busca trabajo quedó definitivamente fuera de toda estadística (entre otras trampas estadísticas PRO).

Siguiendo con "datos oficiales", las cifras publicadas por la Secretaría de Trabajo indican que la industria manufacturera alcanzó el nivel de empleo más bajo en una década: la corrida cambiaria (devaluación) junto con el cóctel contractivo desplegado para intentar domarla arrasaron con 61.800 empleos industriales en los últimos doce meses.

Durante noviembre (2018) cuando la actividad económica marcó el peor registro del gobierno de Cambiemos se contabilizaron 172.200 empleos registrados menos que el mismo mes del año pasado (2017). El desplome de la demanda interna que acompañó al programa de ajuste fiscal y monetario agudizó la crisis laboral. El sector asalariado privado concentró las pérdidas al marcar 117.700 puestos menos que un año antes. Dentro de ese universo laboral las actividades más afectadas fueron las industriales. A los 61.800 empleos industriales destruidos en los últimos doce meses se suman otros 30.800 del sector de comercio, 18.800 de la construcción y 12.400. Los datos laborales oficiales publicados por la Secretaría de Trabajo evidencian además la fuerte caída en el poder adquisitivo de los asalariados hasta noviembre (2018), el verdadero éxito de la gestión PRO.

La ocupación industrial es uno de los sectores más afectados por el programa económico, que registra caídas en 35 de los 36 meses del gobierno macrista cubiertos por las estadísticas oficiales. Hasta noviembre pasado se habían destruido 125.000 los puestos de trabajo desde que comenzó el gobierno de Macri. La destrucción acumulada en tres años equivale al 10% de las posiciones manufactureras que existían al finalizar 2015. El derrape industrial se aceleró durante la segunda mitad de 2018. En noviembre la actividad económica registró una caída del 7,5% frente al mismo mes de 2017. Uno de los principales factores para explicar ese desempeño fue el desplome industrial que marcó un retroceso de 12,6%. El impacto laboral fue directo. En noviembre se contabilizaron 9600 empleos menos que en octubre. La medición sin estacionalidad, por su parte, marcó una pérdida de 10.900 empleos.

De acuerdo con las cifras publicadas por la Secretaría de Trabajo la industria manufacturera alcanzó el nivel de empleo más bajo en la década. Fue precisamente en 2009 cuando la crisis internacional comenzó a golpear sobre el mercado laboral argentino. Uno de los principales instrumentos utilizados entonces por el gobierno para frenar despidos colectivos y suspensiones fue el Programa de Recuperación Productiva. El Repro era un subsidio a las empresas, a través del cual el Estado se hace cargo del pago de una parte del salario de los trabajadores del sector privado durante un período para intentar sortear la crisis. Las empresas que hoy solicitan el instrumento chocan con la negativa del Ministerio de Producción y Trabajo.

Comprometida con el programa de ajuste y de reformas acordado con el FMI, la cartera encabezada por Dante Sica tampoco se muestra receptiva a los pedidos de parte de las empresas de beneficios impositivos o medidas de protección comercial. Por el contrario: la única alternativa en el menú oficial es la flexibilización laboral.

El primer intento de flexibilización del año (2019) tuvo lugar en la industria textil. El secretario de Trabajo, Lucas Aparicio, aprovechó los despidos masivos y el cierre de fábricas para proponer la incorporación de una serie de instrumentos previstos en la fallida reforma laboral de hace dos años. A pesar de los esfuerzos oficiales la iniciativa recibió un inédito doble rechazo, de los sindicatos y de las cámaras empresarias.

Está claro que la crisis laboral excede a la actividad industrial. En noviembre (2018), 11 de los 14 sectores relevados marcaron una contracción en la medición mensual sin estacionalidad. De la mano de la caída de la demanda interna el comercio experimentó la destrucción de 9800 empleos frente a octubre, mientras que el rubro actividades empresariales registró la pérdida de 4500 posiciones. La construcción, por su parte, continúa mostrando el impacto de la incertidumbre financiera sobre los proyectos privados y el ajuste de la obra pública. Fueron 4300 los empleos destruidos en noviembre. La Encuesta de Indicadores Laborales anticipa la persistencia de la crisis laboral en diciembre, que mantendrá a la actividad industrial y al comercio como principales afectados.

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