Los chalecos amarillos siguen en la calle y acorralan a Macron.


París amaneció sitiada por las fuerzas del orden. Desde la mañana, la capital francesa era una ciudad medio fantasma. Museos, teatros, la Torre Eiffel, o estaciones de Metro cerradas, calles bloqueadas y comercios amurallados con placas de madera, todo estaba listo como si fuera una guerra. Para enfrentar la cólera de su pueblo, el gobierno movilizó a 89.000 fuerzas del orden y terminó arrestando a más de 1.300 personas, lo que da más de dos por ciento de personas detenidas o interpeladas brutalmente de forma preventiva. Hubo también más de cien heridos. No faltó ni la policía montada.


El Estado puso el mejor aparato represivo que tenía y con él superó varias veces el número de manifestantes: en toda Francia habrá habido entre 120.000 y 135.000 personas contras 89.000 policías. En la capital francesa se desplegaron 8.000 efectivos y hubo 8.000 chalecos amarillos. La cuarta jornada de protestas de los chalecos dio lugar a unas cuentas escenas de violencia en París, Marsella, Burdeos o Nantes.


El color amarillo de los chalecos reemplazó a los adoquines de las revueltas de mayo del 68. La gente estaba indignada por el montaje policial activado por el gobierno. En la Avenida de los Campos Elíseos y los alrededores donde se produjeron los enfrentamientos más duros con la policía, el grito masivo "Macron Demisión" era un coro lleno de ira. Algunas personas que no habían participado en las manifestaciones decían con irritación que este "espectáculo lamentable hizo pasar a Francia a otra cosa que no tiene nada que ver con el Estado de derecho".


Ante una rebelión que no supo manejar a tiempo, el liberalismo parlamentario recurrió a la represión maciza para salvar su modelo de ajustes, aumentos, desempleo y cargas fiscales sobre las clases medias y populares. "Un poder sin rumbo, "un poder que vacila", "un poder acorralado", "un poder sin influencia", "un poder autoritario".


Estudiantes y ciudadanos siguen plegándose al movimiento de los chalecos amarillos pidiendo la renuncia de Macron.

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