En junio de 2015, Juan José Aranguren anunció que dejaba la presidencia de Shell Argentina, que había ocupado durante doce años, para volcarse a la política desde las filas de Cambiemos. Pero muchos sospechan que nunca se alejó de la firma angloholandesa, a la que se había incorporado en 1977. En realidad, otros sospechan además de que venía dedicándose a la política desde mucho antes de que Macri lo eligiera para ser ministro de Energía y Minería. Como cuando se puso al frente de la pelea contra la política de precios del gobierno de Néstor Kirchner, rechazando todos los intentos oficiales de controlar las subas de los combustibles. O como cuando, en las postrimerías del gobierno de Cristina Kirchner, concretara una llamativa operación de compra de 4,5 millones de dólares en el mercado mayorista de divisas, pagando un precio sorprendentemente superior al de la cotización de ese momento, justo cuando el gobierno hacía los mayores esfuerzos por bajar la cotización.
Ya en su actuación como titular de la cartera de Energía, sumó múltiples denuncias por operaciones que pueden haber representado fuertes beneficios para la empresa que ya no presidía, aunque seguía siendo accionista de la empresa madre del holding. Los 13 millones de pesos que, según su propia declaración jurada, tenía invertidos en acciones de Royal Dutch Shell, le valieron una denuncia ante la Oficina Anticorrupción. Laura Alonso, su titular, recomendó comprensiva que despejara toda sospecha desprendiéndose de esos activos. Y que cediera la firma de todo asunto que involucrara a la empresa Shell en un par. El elegido fue Francisco Cabrera. Más que un lavado de cara, fue una mano de cal para intentar tapar las huellas.
Aranguren fue cuestionado por las importaciones de GNL desde Chile, que en realidad eran provistas por una subsidiaria de Shell -el país trasandino no tiene gas propio para exportar–, por las cuales pagó un 130 por ciento más caro que el gas importado desde Bolivia. En la denuncia que se conoció en el día de ayer, nuevamente aparecen involucradas las operaciones de importación de combustibles. Esta vez, no sólo resulta favorecida por contratos recientes, por 240 millones de dólares, una empresa subsidiaria de Shell, sino que el propio Aranguren figuró en el pasado en su directorio.
Shell Western Supply and Trading Limited obtuvo, en abril de 2016, la adjudicación de siete contratos para el suministro de gasoil a Cammesa, la administradora del mercado mayorista eléctrico, que adquirió el combustible para abastecer a las centrales térmicas en invierno, cuando la prioridad en el uso del gas natural es del consumo residencial. Por esta operación, Aranguren fue denunciado ante la justicia federal por haber favorecido, con las contrataciones, a la petrolera a la que estuvo estrechamente ligada como titular de su filial y como accionista de su casa matriz. No obstante eso, en el posterior llamado a concurso, dos meses después, Shell Western Supply volvió a resultar beneficiado con dos nuevos contratos, a los que posteriormente se sumaron otros tres. El resultado fue una facturación de aproximadamente 240 millones de dólares por ventas de gasoil a Cammesa en apenas tres meses.
Las revelaciones que ayer dio a conocer el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación señala que Juan José Aranguren integró el directorio de esa y otra compañía off shore perteneciente al grupo Shell en el año 2003. Shell Western Supply and Trading es una subsidiaria de Royal Dutch Shell con sede en Barbados, cuya función es intervenir en las operaciones que la petrolera internacional realiza con América Latina, con el indisimulable propósito de eludir el pago de impuestos, usualmente acompañado por elusión de normas laborales del personal embarcado.
La otra off shore en la que Aranguren aparece involucrado como director es Shell Overseas Limited Antilles and Guianas, en el año 1996. En este caso, se trata de una firma con operaciones en el mismo rubro con Puerto Rico, Guayana y Surinam. Otros puertos de un largo recorrido del hoy ministro, aunque siempre defendiendo la misma bandera.
Raúl Dellatorre.
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