Golpe neoliberal en Latinoamérica.


El golpe de estado parlamentario-empresarial-judidicial-mediático que se está desarrollando en Brasil demuestra cómo las fuerzas reaccionarias ligadas intrínsicamente a las clases dominantes de la región y los Estados Unidos han hallado, luego de 40 años, la fórmula para reemplazar el poder militar para tomar por asalto los gobiernos

En Argentina, este entramado logró una muy ajustada victoria electoral y, por primera vez en la historia, un gobierno explícito de derecha se hizo del poder recolectando votos. Más allá del escaso margen del ballotagge (51% a 49%) y de algunos rumores de fraude (Córdoba y Jujuy) el ascéptico y nuevo PRO se hizo con la presidencia.

El plan golpista no era ganar las elecciones (ni el más optimista lo creía posible). Es más, después del golpe que destituyó a Lugo en Paraguay, de los cimbronazos sufridos por Correa en Ecuador y de la financiación a Capriles contra Maduro en Venezuela, la piedra basal de la intervención latinoamericana fue la propia Argentina: nueve corridas cambiarias sofocadas provocaron el diseño del caso Nisman como inicio de un fallido golpe de Estado contra Cristina Fernandez de Kirchner (2015).

Hoy, viendo en directo el golpe a Dilma Rousseff (Brasil) inferimos sin temor de error que si las elecciones presidenciales argentinas hubieran favorecido a Daniel Scioli la resultante hubiera llegado al mismo puerto: o bien Scioli se travestía al estilo Menem o bien se habría desatado un similar proceso al que vemos en la hermana patria brasileña. Acaso una judicialización extrema sobre el escrutinio, movilizaciones masivas en denuncia de fraude ante un presidente electo con erosionada legitimidad de origen enfrentando a todos los cañones de la maquinaria mediática concentrada que persigue su ampliación monopólica.

El escenario en el que se empieza a desplegar el sistema democrático latinoamericano vuelve a acotarse en la sombra de la tetrarquía jurídico-empresarial-mediática que luego añade la cuarta pata legislativa con breves negociaciones (como se vio en Brasil y aquí mismo en relación a los fondos buitre).

Este nuevo poder multinacional (que ya tomó la FIFA en 2015) forjó un nuevo esquema que se articula para asegurar el control de los gobiernos latinoamericanos. Una vez tomado el gobierno avanza sobre el blindaje y la permanencia. En Argentina, después del fallido golpe (Nisman) y de haber derrotado electoralmente al proyecto nacional popular, se busca perseguir y detener a muchos de sus principales dirigentes, de modo de desarticular cualquier posibilidad de retorno. 

En proyección, teniendo en cuenta los modos y las desmesuradas políticas implementadas, podemos proyectar que, en lo inmediato, se trataría de que Cristina Fernández de Kirchner quede vedada de presentar una candidatura al Senado en 2017; el juez Bonadio es la demostración de sus intenciones.

Puede leerse el camino. Habrá que actuar, salir, moverse, comunicarse... hay que hacer... 

Alejandro M. Carnero

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