La industria argentina despide gente.


La industria manufacturera profundizó en abril (2018) la pérdida de empleos. Según datos presentados por el Ministerio de Trabajo, la caída fue de 3700 puestos frente a marzo y acumula en el último año una destrucción neta de más de 18 mil empleos, con 27 meses en baja de los últimos 29. Ese desempeño se verificó previo a la corrida cambiaria. La sangría industrial se compensó con puestos generados en la construcción y el sector comercial, que junto al blanqueo de monotributistas y a la suba del empleo público permitieron que la foto de la situación laboral en abril, antes de la crisis financiera y la aceleración inflacionaria, mostrara un crecimiento del 1,7 por ciento interanual en la cantidad total de trabajadores registrados y presentara una situación de estabilidad frente a marzo. En tanto, el promedio del primer cuatrimestre arroja una mínima caída del empleo total registrado por una reducción del universo de monotributistas. Los datos laborales quedaron en jaque a raíz del cambio de escenario económico y la certeza de que se vienen varios meses -como mínimo-- de caída de la actividad. Para mayo, la encuesta de la cartera laboral detectó un deterioro en las expectativas empresarias. La caída de la proyección de contrataciones equiparan la situación actual con el punto más bajo registrado en la gestión Cambiemos, en mayo de 2016.

El sistema previsional integrado detectó en abril 12,3 millones de trabajadores registrados, lo cual implica una suba del 1,7 por ciento interanual (equivalente a 207 mil trabajadores). El incremento interanual estuvo promovido por los asalariados del sector privado, monotributistas, empleo público y monotributistas sociales. En la comparación mensual se registró una caída de 400 puestos promovida por la baja de casi 6 mil monotributistas sociales. Esa merma puede estar vinculada a un deterioro de las condiciones laborales de los sectores de menores ingresos. Una demora mayor a los tres meses en el pago del monotributo es contabilizado como una baja de empleo en ese rubro.

El asalariado registrado del sector privado es la categoría más importante del empleo registrado, con 6,3 millones de trabajadores, cerca del doble de la cantidad de empleados públicos. También es la categoría más sensible a las variaciones en el nivel de actividad y en el tipo de crecimiento (liderado por el campo o por la industria, por ejemplo). En abril pasado hubo casi 85 mil asalariados registrados del sector privado más que en el mismo mes del año pasado. De ese incremento, casi la mitad se explica solamente por la actividad de la construcción. Este dato es fundamental para visualizar uno de los principales dilemas que enfrenta el Gobierno de Cambiemos: el acuerdo con el FMI implica un recorte de unos 200 mil millones de pesos y la obra pública podría ser uno de los principales destinatarios. El recorte de prepuesto para esa actividad equivale a destrucción del empleo.

El deterioro de las expectativas empresarias sobre empleo las llevaron al peor momento desde que gobierna Macri.

Otro gran afectado por el actual escenario macroeconómico es la industria manufacturera, que cuenta con 1,2 millón de asalariados registrados. En realidad, la industria ya viene muy castigada por la gestión Cambiemos: en los últimos 29 meses, registra 27 períodos de caída. En abril, la merma mensual de puestos de manera desestacionalizada fue de 3700 y acumula en doce meses una caída del empleo de 18,6 mil puestos. Desde diciembre de 2015, la industria expulsó a casi 70 mil trabajadores. La aceleración inflacionaria que reduce la capacidad de consumo junto al ajuste fiscal son variables que en los próximos meses seguirán influyendo negativamente en el sector.

La encuesta de indicadores laborales que elabora mensualmente el Ministerio de Trabajo muestra que junto a la corrida cambiaria en mayo se registró una expectativa neta de empleo positiva del 3,4 por ciento, dada por la diferencia entre un 8,3 por ciento de empresas que espera aumentar su dotación y un 4,9 que anticipa una reducción. Más allá de que se trata de un dato positivo, es el peor registro de la gestión Cambiemos desde el período abril-mayo 2016, cuando el mercado laboral sintió de lleno el impacto de la megadevaluación de diciembre de 2015. Se espera que en junio la proyección laboral de las empresas siga en caída.

Empeoró la distribución del ingreso y el índice de Gini

Seis de cada diez trabajadores asalariados —más de 8,3 millones de personas— en la Argentina no llegó a cubrir la Canasta Básica Total, que marca la línea de pobreza, durante el primer trimestre de 2018, según el informe de Evolución de la Distribución del Ingreso del Indec. En tanto, la medición de ingresos por hogar arrojó que el 40 por ciento no alcanzó los recursos necesarios para quedar por encima de la línea de pobreza y también subió el índice de Gini. Ese indicador se ubicó en el período enero-marzo en 0,440 puntos, contra 0,437 unidades que evidenció en igual trimestre del año pasado.

El informe oficial indica que entre los primeros seis deciles el ingreso mensual más alto fue de 16.200 pesos en el primer trimestre, cuando la Canasta Básica Total — alimentos, bienes y servicios— de marzo alcanzó los 17.867 pesos. De acuerdo con las escalas de ingresos, alrededor de 899.280 hogares tenían ingresos entre 16 mil y 20 mil pesos, por lo que solo llegaron a cubrir el costo de la canasta parcialmente.La diferencia de ingresos entre los hogares más pobres y los más ricos fue del 1475 por ciento.


En el primer trimestre del año pasado el ingreso promedio para los asalariados fue de 12.019 pesos y el ingreso total de los hogares era de 13.876 pesos, y pese a que ambas mejoras se ubican por encima de la inflación oficial promedio, aún 4 de cada diez hogares y 6 de cada 10 asalariados, no reúnen los ingresos suficientes para hacer frente a una canasta mínima de gastos.

En tanto, en el primer decil de ingresos individuales por asalariado, donde se ubica la población con menores ingresos, los recursos promedios eran de 3.458 pesos mensuales para un trabajador con descuento jubilatorio, en el primer trimestre de este año. En el mismo período el decil diez, es decir el sector de la población con mayores ingresos, el ingreso individual se ubicó en una media de 42.905 pesos, es decir un 1.140 por ciento más que el sector más pobre de la población.

Según el ingreso total de los hogares en el sector con menores ingresos los recursos promedios en el primer trimestre del año pasado eran de 5.965, lo que significó un 1.475 por ciento menos que los ingresos del sector más rico de los hogares, que tuvo ingresos promedios totales de 93.998 en igual período de este año.

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