Ezequiel Galli, el vetador PRO de Olavarría.


Ezequiel Galli, el joven intendente de Cambiemos de Olavarría, vetó siete ordenanzas del concejo deliberante que tenían que ver con la presencia del Estado. Hasta rechazó el apoyo a las bibliotecas populares, que habían impulsado ediles aliados.

Ezequiel Galli (35), de Cambiemos, se hizo con la intendencia de Olavarría tras desbancar al histórico peronista José Eseverri (que pagó caro haber sido kirchnerista, massista, randazzista y sciolista en el último año de campaña).

Cinco meses le bastaron al joven Galli para destacarse entre los suyos. Como hizo el Presidente con los DNU, Galli ya vetó siete ordenanzas que el Concejo Deliberante había votado, en su mayoría, por unanimidad y con el objetivo de ampliar la ayuda del municipio. La furia vetadora alcanzó también a los proyecto de su propio bloque.

Galli también aprendió de Macri al momento de defenderse. “Me quieren hacer mala fama”, dijo en conferencia de prensa. “No voy a dejar que el Concejo me marque la agenda de Gobierno”, agregó. Veamos de que se trataba esa intención de “marcar agenda” por parte de los ediles:

Según la recopilación del diario Popular y del portal Infoeme.com, las ordenanzas rechazas por el jefe comunal fueron: creación de un centro de Día Municipal en Espigas; creación del programa municipal de viviendas “Abrigar hogares”; protección, el desarrollo y fomento de las Bibliotecas Populares; cesión de terrenos municipales pre adjudicados a beneficiarios del sorteo del PRO.CRE.AR.; preservación del Patrimonio Histórico Cultural del Municipio; asfalto para las calles de los Barrios Villa Aurora y SCAC; y el boleto de compraventa suscripto con el señor Jorge Aníbal Yañez.

“ME QUIEREN HACER MALA FAMA”.


El último veto en conocerse fue el referido al impulso a la Bibliotecas Populares. “La misma había sido producto del consenso y trabajo conjunto con los representantes de más de una decena” de dichas instituciones, se quejó al enterarse Federico Aguilera, concejal del FPV y mentor de la medida.

“Desde nuestras instituciones hemos sido, somos y seremos quienes protegemos y preservamos el patrimonio bibliográfico del partido de Olavarría que supera actualmente los 180.000 volúmenes”, se defendieron los bibliotecarios en un comunicado, en el que también le reclamaron a Galli que “revea” su postura.

Con la ley, todas las bibliotecas populares, tanto las que ya tienen personería jurídica como las que no tienen ese trámite al día iban a poder acceder a un subsidio municipal e iban a estar eximidas del pago de servicios urbanos y tendrían tarifas reducidas de servicios generales.

“Creo que el veto más complicado fue el del apoyo a las bibliotecas populares, porque fue un consenso que salió con amplio consenso, que tendría que haber sido respetado. Son instituciones que si no reciben ayuda tienen que mantenerse con financiamiento propio”, expresó el senador provincia Héctor Vitale, del PJ, y exfuncionario local.

Otro cuestionamiento fuerte hacia Galli es por el “Abrigar Hogares”, presentado por la UCR (que forma parte del oficialismo), “destinado a brindar mínimas condiciones de habitabilidad a las viviendas económicas del distrito”. En ese caso, se iba a realizar un relevamiento para luego decidir en qué casas intervenir. Aclaración: las refacciones iban a ser pagadas por los beneficiarios en cuotas y segunda la capacidad de ahorro de cada familia.

En tanto, las ideas de crear un centro de día y de mejorar el asfalto de algunas zonas de la periferia habían sido promovidas por escuelas secundarias. Ahora, la incertidumbre pasa por saber qué hará Galli con la aprobación del boleto educativo gratuito para los tres niveles, que tuvo lugar este miércoles en el recinto deliberativo, y que tiene una extensa cobertura.

¿El encargado del ejecutivo le negará a la ‘ciudad del cemento’ ser la primera en contar con esa disposición? Si bien ya existía algo parecido, la sanción tuvo más repercusión porque llegó en momentos donde María Eugenia Vidal demora la reglamentación de una ley similar.

Comentarios