La similitud clave entre Snowden Leak y Panama Papers: El escándalo es lo que ha sido legalizado.


Nota original de The Intercept, escrita por Glenn Greenwald.

Desde el primer momento en que el reporte basado en el archivo de documentos filtrados por Edward Snowden fue lanzado, los defensores del gobierno insistieron en que no había sido revelado ningún comportamiento ilegal. Esto siempre fue falso: Multiplicidad de jueces han descubierto que el programa nacional de espionaje de metadatos se encuentra en violación de la Constitución y leyes relevantes, y han fallado sentencias similares en otros programas de vigilancia masiva; numerosos artículos de la National Security Agency y la GCHQ han documentado el seguimiento de personas y grupos con fines descaradamente políticos o propósitos personales (espiar familiares); y la filtración reveló que el (todavía) oficial de seguridad nacional de más alto rango del Presidente Obama, James Clapper, mintió abiertamente cuando testificaba ante el Congreso respecto de las actividades de la NSA — un delito.

Pero la ilegalidad no fue nunca el meollo del escándalo desatado por esas revelaciones. En vez, lo más shockeante fue lo que había sido legalizado: la secreta construcción del mayor sistema de insospechado espionaje de la historia de la humanidad. Lo escandaloso no fue que este espionaje estuviese contra la ley, sino que la ley — al menos aplicada e interpretada como el Departamento de Justicia y las secretas y, parciales, cortes FISA — ahora permitiera que el gobierno de los Estados Unidos y sus socios espiasen masivamente a poblaciones enteras, incluidas las suyas. Mientras el Washington Post publicaba documentos mostrando a analistas de la NSA espiando ilegalmente, Jameel Jaffer de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) decía “El aspecto de la ‘información no relevante’ es importante, pero no se dejen llevar. El escándalo más grande es lo que es legal, no lo que no lo es.”

Ayer, decenas de diarios alrededor del mundo reportaron acerca de lo que están llamando Panama Papers: una inmensa filtración de documentos de una firma panameña especializada en crear compañías off-shore fantasmas. Los documentos revelaron miles de millones de dólares siendo fugados a paraísos fiscales, por parte de líderes mundiales y dueños de corporaciones en numerosos países (Estados Unidos parece extrañamente no estar en el reporte inicial, pero los periodistas aventuran que eso cambiará pronto).

Algunos de estos documentos indudablemente revelan una criminalidad: mucho dinero que fue obtenidos ilegalmente (y que fue escondido por esta misma razón) o activos concebidos con el fin de evadir de manera ilícita impuestos fiscales. Pero el punto crucial de esta actividad — poner activos en compañías off-shore para evadir impuestos — ha sido legalizado. Es por eso que las democracias occidentales, así como algunas declaradas tiranías, son típicamente controladas por los más ricos de esas sociedades, y las leyes se hacen para servir sus propios intereses. Matt Iglesias, del medio Vox, publicó esta mañana un gran manual para entender varios aspectos de esta filtración, dejando bien claro este punto:

“Aún mientras las naciones más poderosas y ricas se han comprometido internacionalmente en esfuerzos cada vez más intensivos para frenar las ruedas del comercio global, han deliberadamente elegido permitir a los miembros más ricos de la sociedad occidental proteger sus activos financieros de los impuestos, (y en muchos casos divorcios o bancarrotas) sacando ventaja de empresas fantasma y paraísos fiscales.

Si Panamá o las Islas Caimán estuvieran actuando para perjudicar la integridad del sistema global de patentes farmacéuticas, Estados Unidos se los impediría. Pero la élite política mundial de las poderosas naciones occidentales, no ha actuado para frenar a estas inferiores naciones caribeñas a debilitar la integridad del sistema fiscal global — mayormente porque las élites económicas occidentales no quieren que esto suceda. …

…Pero inclusive si los más tentadores esquemas de uso de compañías fantasmas sirven para varias actividades criminales, la evasión del día a día es la que verdaderamente paga las cuentas. Como un ejecutivo de cuentas de bancos off-shore me dijo años atrás, “La gente piensa que el secreto bancario es todo acerca de terroristas y narcotraficantes, pero la realidad es que está lleno de gente rica que no quiere pagar impuestos.” Y el sistema persiste porque hay un montón de políticos en occidente que no quieren hacerlo. …

… Incorporar tu empresa en un país que no tiene impuestos, a pesar de que todos tus empleados e inversores vivan en Estados Unidos, es perfectamente legal. También lo es, en la mayoría de los casos, abrir una empresa fantasma en Panamá para administrar la mayor parte de tu fortuna familiar.

La evasión fiscal es inevitable en cualquier sistema impositivo, pero la razón de que esta forma de evasión crezca más y más ilimitadamente, es que los políticos de los países poderosos han elegido que así suceda. Al tiempo que la economía global ha profundizado su integración, los países poderosos han creado recetas económicas que los demás países y corporaciones multinacionales deben seguir, para poder ganar acceso a sus mercados lucrativos .”

Probar que cierto comportamiento es “legal” no prueba que sea ético o justo. Esto es porque los sistemas políticos corruptos, por definición, protegen y legalizan exactamente el comportamiento más injusto. El verdadero periodismo no solo expone el incumplimiento de la ley, también pone de manifiesto cómo los sistemas políticos corruptos y legales pueden ser cooptados por los más poderosos, a fin de no sancionar legalmente el atroz y destructivo comportamiento que sirve a sus intereses, casi siempre con poco o nada de conciencia de la población de lo que se ha hecho.

En estos casos, como lo explica Jaffer, “El escándalo más grande es lo que es legal, no lo que no lo es.” La revelación clave no es la ilegalidad de este comportamiento específico en cuestión, sino la visibilización que se logra acerca de cómo funciona y a quienes benefician nuestros sistemas políticos. Eso fue cierto en las filtraciones de Snowden y, lo es también, con los Panama Papers.

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