Buitres y comunicación.


En la opinión pública, el acuerdo con los fondos buitre está fuertemente influenciado por la abrumadora presión de los medios de comunicación. “Los fondos buitres no sólo fueron exitosos en el negocio que hicieron con los bonos argentinos –grafica Federico Aurelio– sino que supieron posicionar en los medios y en los mercados del mundo las dificultades de la Argentina en no poder resolver los problemas de su deuda”. Los encuestadores están de acuerdo en que, sobre la base de esa instalación mediática, hay más gente a favor del acuerdo que en contra, aunque –y en esto también coinciden– es muy mínima la porción de la sociedad que conoce en qué consiste lo firmado con Paul Singer y compañía.

Roberto Bacman, del CEOP, afirma que “el nivel de aprobación que la gestión que CFK consiguió con la postura de no aceptar el fallo Griesa y oponerse de manera contundente a los fondos buitre fue uno de los aciertos más significativos del kirchnerismo. Obtuvo un altísimo índice de aprobación, generó un aumento concomitante de la imagen de la entonces presidenta y al mismo tiempo se convirtió en uno de los éxitos comunicacionales más importantes de su gestión. Esta épica de la argentinidad generó una aprobación similar a la re estatización del sistema jubilatorio y la nacionalización de YPF y Aerolíneas Argentinas. Obviamente, eran otros tiempos y otros contextos”.

“A tres meses de la asunción de la nueva gestión soplan otros vientos por estas latitudes. En estos días, el concepto de cambio que Macri transmitió a lo largo de su campaña, intenta instalar el eficientismo tecnicista en reemplazo de la mística y el carisma que caracteriza a los funcionarios que provienen estrictamente de la política”.

“Es muy fuerte esa sensación de necesidad de eficientismo que ha logrado erigirse, y en tal contexto, el gobierno apuesta fuertemente a una comunicación que apunte que más allá de todo ‘la Argentina debe reinsertarse en el mundo financiero internacional’, porque de allí llegaran los créditos necesarios para crecer y despegar. Pero, como ya lo afirmé, son tan solo impresiones. Será cuestión de esperar a los resultados de la próxima encuesta. No hay que olvidarse que la sociedad argentina continúa fuertemente dividida en tres segmentos: alrededor del 40 por ciento que se autodefine como oficialista, otro 40 por ciento que prefiere percibirse como abiertamente opositor y finalmente un 20 por ciento, que sin carga ideológica alguna, son más que nada pragmáticos y se definen como independientes. Para los argentinos que poseen anclaje ideológico esta cuestión está bastante definida; solo basta esperar, y de este modo detectar, la forma en que se comportarán los llamados independientes”.

Enrique Zuleta afirma que “los apoyos y rechazos se orientan en el sentido indicado: esperanza preocupada. Un 58 por ciento apoya la iniciativa del acuerdo y compromiso firmado y un 26 por ciento lo rechaza de modo terminante. Una distribución de opiniones similar a la de las medidas más duras tomadas en el área económica. Pero los porcentajes no bastan para un análisis de fondo. La ilegitimidad de la deuda, la ambigüedad en los términos del acuerdo, la sensación de que no hay un Plan B ante eventuales dificultades en la implementación practica de los acuerdos abren interrogantes nuevos, alimentados por la sensación general de que las políticas de ajuste marchan por una vía peligrosamente más rápida que la de las reformas estructurales”.

“La mayoría de la población quiere que se cierre el tema de la deuda –sostiene Ricardo Rouvier– y es proclive a acordar con los acreedores. Pero, cuando uno consulta dando más detalles respecto a lo que hay que pagar, las proporciones de acuerdo/desacuerdo varían a favor del desacuerdo. Falta más comunicación por parte del gobierno sobre las condiciones del acuerdo, y más comunicación por parte de los que se oponen. La guerra de consignas alrededor de esta cuestión no influye mucho sobre la población en general, y si confirma a los ya confirmados. La sociedad demanda explicaciones”.

Para Eduardo Fidanza también hay una mayoría a favor del acuerdo. “La sociedad argentina cambió su posición respecto del problema de los fondos buitres o holdouts –señala el consultor de Poliarquía—. Predomina la idea de que debe arreglarse con los acreedores en los términos en que el gobierno lo propone. La mayoría aprueba las negociaciones y atribuye las dificultades a la administración de Cristina Kirchner. Eso significa que se desvaneció el sentimiento nacionalista que alimentaba respuestas negativas a un acuerdo”.

Hugo Haime piensa que la diferencia entre los que están a favor y los que están en contra no es tan grande. “La negociación con los fondos buitres que esta encarando el gobierno así como la actuación del ministro de Economía tiene leve balance positivo. Toda nuestra serie histórica 2014/15 mostraba que una mayoría de la población creía que había que pagar y terminar con el problema. Esto en modo alguno supone que con el pago los problemas económicos del país se terminan o, por lo menos, no es lo que cree la mayoría del electorado. Creo que mas allá de cómo lo evalúa hoy la población los efectos verdaderos del acuerdo en la opinión publica los conoceremos con el paso del tiempo. Si la economía crece, hay trabajo y baja la inflación, el tema será una anécdota, si en cambio las cosas en la economía no mejoran, muy probablemente el balance resulte negativo”.

“El arreglo con los fondos buitre recibe aceptación mayoritaria –señala Manuel Mora y Araujo—. Se espera que el endeudamiento no aumente en el futuro, pero se considera correcto que la Argentina pague ahora y resuelva el tema. Veo a la opinión pública muy desideologizada y sin un humor de dar batallas por ideas”.

Federico Aurelio considera que “dentro de las medidas del gobierno, el acuerdo con los fondos buitres se ha posicionado como una medida positiva y de nivel de mayor acuerdo en la sociedad. Seguramente pocos conocen con detalle las condiciones del acuerdo y si estas condiciones son positivas ó negativas para el país. Pero lo que sí visualiza con claridad la sociedad, es que el nuevo gobierno en poco tiempo pudo llegar a un acuerdo que el gobierno anterior no había llegado y que este acuerdo puede permitir insertar a la Argentina en el mundo. Hay que tener en cuenta la masiva instalación mediática que lograron los buitres en este tema”.

Una visión muy distinta tiene Artemio López. “En general la opinión sobre USA es muy negativa entre los argentinos –en torno al 70 por ciento de rechazo– y en particular las figuras de Thomas Griesa y Paul Singer, ambos símbolos de los fondos buitres, son evaluadas muy criticamente, rozando ambos el 90 por ciento de menciones negativas. Según nuestros datos, el acuerdo es negativo para el 60 por ciento de la ciudadanía, influyendo en el menor nivel de rechazo el crédito abierto que aún posee el presidente Macri sobre un segmento extenso de opinión pública, aunque, en este tema puntual del la aceptación plena de las pretensiones buitres, incluso un sector de quienes lo votaron, rechaza el acuerdo”.

Analía Del Franco sostiene que “En este caso, a diferencia de otros temas con mayor familiaridad para la sociedad, se observa un alto porcentaje de personas que no tienen opinión (entre un 20 y 35 por ciento dependiendo de la pregunta). A su vez esta distancia con el tema lleva a que la aceptación o rechazo esté altamente correlacionada con el nivel de apoyo y confianza sobre el gobierno que lo está llevando a cabo, y en este caso es alto. Efectivamente casi dos tercios considera que la resolución del tema es necesaria para reactivar la economía, si bien solo un tercio piensa que a partir de esto le puede mejorar su economía cotidiana”.

Raúl Kollmann, Página 12, 13 de marzo 2016.

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