Gabinete paralelo para cuidar la imagen de Macri y los mensajes de gobierno.



El camarín de maquillaje de los mensajes PRO es tan obvio como exagerado (consecuencias de la inexperiencia y la aversión a la política) y se constituye con demasiada gente. Trabajan de limar, edulcorar, tergiversar, ajustar el discurso de las medidas de gobierno antes de soltarlas en el río de los medios, las redes y las conferencias de prensa.

Ocupan 2 ministerios, 2 secretarías, 5 subsecretarías y hasta una Dirección de Discurso, con decenas de empleados a su cargo. Antes y después de las reuniones, además cruzan mails y comparten un grupo de whatsapp. 

Salvo los martes, que hay reunión de gabinete, el equipo comunicacional del macrismo se reúne todos los días a las 8 am, en la oficina de Marcos Peña en Casa Rosada. Ahí, un grupo de 10 o más personas discute el tema del día, la forma más conveniente de presentar el tema que el Gobierno, a fuerza de medidas antipáticas, antipopulares, antinacionalistas y pro empresas trasnacionales, impuso en la agenda diaria.

Uno de estos empleados explica que “resolvemos la táctica y no la estrategia”, con el objetivo de cuidar la imagen del Gobierno y, sobretodo, la de Mauricio Macri, que envuelven en un mundo hecho de fotos con Juliana Awada, su hija Antonia, chicos de la Villa 31 o anuncios de políticas blandas, como la Ley de protección de humedales.

El líder indiscutido del grupo es el jefe de gabinete Marcos Peña (paladín de la desmesura y el capricho) y, sin organigrama definido, todos tienen cargos y funciones asignadas. Por debajo de Peña se ubica el secretario de Comunicación Pública, Jorge Grecco (ex Clarín y PERFIL), que además administrará el reparto de pauta publicitaria oficial. Desde ahí se ramifican tres subsecretarías: la de Prensa, orientada a lo institucional y manejada por Juano Gentile (ex vocero de Federico Pinedo); la de Imagen, a cargo de Ezequiel Colombo y encargada de diseñar campañas públicas, como la de prevención frente al dengue; la de Vínculo Ciudadano, desde la que Guillermo Riera maneja la comunicación virtual (Twitter, Facebook), incluidos aspectos más focalizados, como el diálogo directo con voluntarios, la administración de bases de datos y la respuesta a reclamos puntuales.

Vocero de Macri desde los tiempos de Boca, Iván Pavlosky seguirá ocupando ese rol desde un puesto con rango de subsecretaría. El secretario General de la Presidencia, Fernando de Andreis, es otro de los que opina en las reuniones de las 8 am. De él dependerá la llamada Dirección de Discurso, a cargo de la joven Julieta Herrero. Además de haber sido una de las autoras de los speechs macristas de campaña, en adelante el equipo de Herrero proveerá al Presidente de informes y resúmenes sobre temas y lugares a visitar.

Otra de las voces más escuchadas es la del subsecretario de comunicación estratégica, Hernán Iglesias Illa. Periodista, escritor y amigo de Peña, Iglesias Illa es el enlace entre la gestión y la comunicación. Traduce las medidas a un idioma llano, y fue el autor intelectual de la muy pedagógica presentación que hizo el ministro de Energía, Juan José Aranguren, sobre el inminente tarifazo de luz.

Cuando la agenda lo permite, el titular de la Afsca, Miguel de Godoy, y el ministro de Cultura, Pablo Avelluto, también aportan en las reuniones diarias.

Más autónomos y sin la obligación de participar de esos encuentros, el filósofo Alejandro Rozitchner es asesor y ghost writer (escribió el boceto del discurso de asunción de Macri), y Jaime Duran Barba es un coach generalista. Con perfil propio, Duran Barba también se dedica a la provocación calculada. “Macri está a la izquierda de Cristina”, supo afirmar (a Clarín, claro).

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