Clarín y sus ficciones.


En su propio mundo de burbujas, donde no existen las paritarias docentes ni la escalada del dólar ni el alza de precios ni los papelones del INDEC, Clarín sigue con sus notas inclasificables.

La nota en cuestión es tan poco creíble que ni firma lleva (quién se animó a firmar que Cristina trocaba bastón por indulto fue sólo Bonelli). Pero no es relevante el contenido de la nota (que es un invento mal hecho) sino la posición que toma el autor anónimo, o sea, Clarín.

Quién escribe trata de colocarse, despegado, entre el Gobierno y el lector, como si le contara una infidencia, un secreto o entretelón del poder al ciudadano de a pie. Esta actitud es lo que hizo que nos detuviéramos en la (irrisoria) nota. 

Leer Clarín es ingresar en un mundo de ficción publicitaria que se esfuma apenas despegarse del diario. Pero el cambio de posición o, mejor dicho, el intento de despegarse públicamente del presidente (quién da la cara por el verdadero poder, entre ellos Clarín) nos llamó la atención. 

Clarín ya hizo su trabajo. Infló al candidato, operó de manera miserable e inescrupulosa, logró la victoria electoral, cobró los favores judiciales, cobró las leyes PRO monopólicas y, al cabo de 60 días, ya con el sistema monetario favorable a sus intereses, está en condiciones de soltar la mano del "cargo menor".

Veremos si se trata de una pastilla dominguera o del inicio de un camino del que todos conocemos el final.

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