Asado Macri: alza de 33%.


Alza que no corrige el mercado

Tras un aumento en torno del 30 por ciento entre noviembre y diciembre, anticipándose a la devaluación, la carne se mantuvo en ese escalón pese a que la hacienda en pie tuvo una posterior baja. Anticipan que bajó el consumo.

El precio de la carne en el mostrador mantiene casi invariables los aumentos aplicados antes de la devaluación anunciada y concretada por el macrismo. Entre octubre del año pasado y enero de este año, el asado experimentó un incremento de 33 por ciento, el bife ancho un 26 por ciento y el pollo un 30 por ciento. El pico de incrementos de precios y especulación ocurrió en diciembre, cuando el kilo de asado llegó a valer 112 pesos según los registros del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA), que conduce el dirigente de Cambiemos Ulises Forte. Los precios del ganado en pie comenzaron a bajar (o estabilizarse), pero sin llegar a incidir en las carnicerías o supermercados.

El método de Ricardo Buryaile, ministro de Agroindustria, para obligar a los formadores de precios a bajar las subas es preanunciar la importación de carne. Sin embargo, el tema de fondo es que no sólo incidió la devaluación en los incrementos de precios sino también la eliminación de retenciones y la apertura irrestricta de las exportaciones.

“Si gano plata voy a producir más, eso es uno más uno”, había dicho la semana pasada el ministro de Agroindustria. La lógica de Buryaile, que además de ser funcionario es empresario ganadero, es dejarle al mercado la virtud de acomodar la oferta a la demanda de los consumidores. Esto implica revertir la ecuación del consumo interno. O mejor dicho, que se restrinja el consumo interno de carne, actualmente en torno al 90 por ciento del total producido, para liberar saldos exportables.

“Transcurrido el mes de enero, se ha vuelto a un valor lógico, disminuyó un 15 o 20 por ciento el valor del ganado en pie, por lo que habría razones para bajar a nivel de las góndolas. Para evitar los incrementos, el factor fundamental es que el gobierno controle a todos los eslabones de la cadena de comercialización. Una vez que subió en el mostrador, no baja nunca y es ahí donde hay que buscar la solución”, expresó Alfredo Bel, dirigente entrerriano de la Federación Agraria.

En octubre de 2015, el kilo de asado estaba 81,98 pesos según el Ipcva, mientras que el promedio de enero lo ubica en 109,10 pesos. El bife angosto pasó de 80,47 pesos en octubre a 103,11 pesos en enero. La cuadrada costaba 83,85 pesos, mientras que ahora tiene un valor (promedio) de 110,42 pesos, un 32 por ciento de diferencia. Este corte, incluso, volvió a subir después de diciembre.

“El aumento fuerte en las carnicerías fue entre noviembre y diciembre, y en enero no se ha movido. Tampoco bajaron los precios. El ganado en pie liviano sigue caro. Y hubo algo de retracción en el consumo, un poco por el receso de vacaciones y otro porque muchos consumidores dejaron de comprar de más por los temores a los cortes de luz. La situación problemática para el consumo está por venir, con el tema paritarias, los aumentos de la luz, gas y ahora peajes”, sostuvo a itccentury book Alberto Williams, representante de las carnicerías de la Ciudad de Buenos Aires.

“El pronunciado aumento de fines de noviembre y principios de diciembre de 2015 fue una sobrerreacción del mercado, que no iba a ser sostenible en el corto plazo. Además, aun con las bajas recientes (del ganado en pie), todavía se ubica por encima de la trayectoria de los promedios móviles de 52 semanas. En un plazo más largo, el precio actual debería aumentar un 30 por ciento para alcanzar al máximo real del último ciclo (nov. 2010). En otras palabras, el mercado está en un nivel intermedio, más cerca del precio tope que del más bajo”, sostuvo Miguel Gorelik, titular del sitio Valor Carne, y ex directivo de Quickfood.

Para el economista Andrés Asiain, la “política de shock devaluatorio y eliminación de retenciones” fue la responsable de la disparada de la inflación. “La inflación en diciembre (según estadísticas del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) cerró en 4 por ciento mensual (60% anualizada) y 5 por ciento para los alimentos (80% anualizada), valores que superan en 2,5 veces la inflación registrada en noviembre y en 3,8 veces la de los alimentos”, indicó Asiain a través de un informe del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz.

En este marco, el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, dijo hoy que el consumidor debe “tomar conciencia” sobre el nivel de precios de la carne vacuna, “y si se tiene que abstener de consumir lo haga, porque nosotros tampoco queremos volver a esquemas que no han dado resultado”.

El precio de la hacienda en pie mantuvo hoy la tendencia descendente en el Mercado de Liniers, con bajas de entre 20 y 50 centavos el kilo para los novillos, lo cual acumula una baja de 17% en relación con el pico de suba, de comienzos de diciembre.

Persisten, sin embargo, demoras en los supermercados y las carnicerías para trasladar plenamente la baja reciente a los consumidores, con valores que se ubican entre 30 y 35 por ciento por encima de los de octubre.

Buryaile cuestionó, en declaraciones a radio FM Vorterix, la eficacia del programa Carne para Todos, del anterior gobierno, que “en Formosa (provincia de origen del ministro) llegó dos veces en un año y medio”.

“El camión era más un negocio del dueño que otra cosa”, evaluó el funcionario, para luego considerar que lo que funciona son “esquemas de acuerdos de precios con supermercados o incorporar más productos a Precios Cuidados, si hace falta”.

Buryaile sostuvo que en los últimos días “bajó la hacienda en pie", pero "no bajó en la misma proporción en los supermercados, ahí está gran parte del sobreprecio que paga el consumidor”.

“Lo mismo sucede en carnicerías, que tienen casi 60% de las ventas, pero en este caso se hace difícil controlar y algunos representantes se hacen los distraídos ante la baja del precio y siguen atribuyendo el aumento a los proveedores”, agregó el ministro.

El precio percibido hoy por los ganaderos -pese a la caída reciente en Liniers- es todavía 22% más alto que el promedio de octubre pasado, cuando empezaron a reflejarse las expectativas (luego concretadas) de suba del tipo de cambio y baja de retenciones a la exportación.

En carnicerías y supermercados, sin embargo, los valores se ubican entre 30 y 35% por encima de los de octubre, según distintos relevamientos.

La Dirección de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires había detectado precios promedio en torno de los 118 pesos por kilo para cortes como el cuadril y la nalga, y de 103 pesos para el asado, mientras los cortes más caros, como el lomo, se venden hoy en torno de los 60 pesos por kilo.

Desde el sector productor, el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Luis Etchevehere, responsabilizó a proveedores, supermercadistas y carniceros por las recargas excesivas, y sostuvo, en declaraciones a la prensa de Santa Fe, que “no es justo que el consumidor esté pagando el abuso de ciertos eslabones de la cadena”.

La apelación de Buryaile a la abstención del consumo alude a la fuerte incidencia de la demanda interna en la formación del precio de la carne, de acuerdo con el análisis de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes Derivados de la República Argentina (Ciccra).

La entidad precisó que en 1990, la participación del consumo local de carne vacuna representaba el 86% del total, pero el año pasado cerró en una proporción cercana a 94%.

El último informe mensual de Ciccra revela que el promedio de consumo se ubicó durante 2015 en casi 60 kilos por persona, 1,7% por encima del año anterior.

Esa tendencia contrastó con el comportamiento del mercado de hacienda, caracterizado por una baja en la oferta vinculada con motivos estacionales y a los efectos de la inundación en el litoral, traducidos en un faltante de 300 mil terneros.

A ello se sumó una mayor retención de vientres ante “las políticas de estímulo de la producción, a través del sinceramiento del tipo de cambio, la quita de retenciones a la exportación de carne y la disminución de derechos para la exportación de cueros”, concluye el informe de la entidad de frigoríficos.

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