Cristina Kirchner en Racing - 16.10.2017


Remeras, choripanes, humo, autos, peatones, vallas, sol… Entramos al Cilindro por el pasaje Corbatta. Dos intentos en accesos ya colmados hicieron del tercero el vencido para subir por escaleras atestadas y llegar a ocupar butacas del anillo superior. La marea humana era impresionante. El sonido de los bombos estremecedor. Ahí nos enteramos de que se había cortado el servicio del tren Roca que no podía traer gente desde La Plata, Bosques, Alejandro Korn o Ezeiza. De todos modos el estadio estaba ocupado en un 80% contando campo y tribunas y no cesaba de entrar público. Banderas argentinas, partidarias, sindicales, pancartas manuscritas, muñecos, bengalas, petardos, vendedores de agua y cerveza, muchas mujeres. Sonó Nino Bravo, sonó Gilda, los Redondos (Jijiji), tocó Bruno Vargas, habló Vallejos, habló Taiana y finalmente, después del estallido, habló Cristina Fernández de Kirchner, a estadio lleno.

Con mucho oficio y claro liderazgo logró la única alocución sin interrupciones. Manejando matices, decibeles y pausas, Cristina puede llevar largos discursos que, como éste, fue dirigido a las cámaras. Cristina no habla para los presentes que aplauden sino que los aplausos multiplican los dichos de Cristina. Ella habló a los jóvenes, los estudiantes, las mujeres, los trabajadores, los comerciantes, los jubilados, los defraudados, a la clase media, media baja y baja.

“Si sos joven, si no conseguís laburo, si además estás podrido de que te paren porque no les gusta tu cara, tu vestimenta o lo que pensás, si no querés vivir en un país donde un pibe desaparece y nadie se hace cargo y todavía no sabemos dónde está Santiago Maldonado. Si sos joven entonces, no votes injusticia.

Si sos estudiante y ya no tenés más el programa Progresar y no estás de acuerdo con lo que pasa con las becas del Conicet, con la educación, con las netbooks. Si sos estudiante entonces, no votes desmantelamiento de la educación, de la ciencia, de la tecnología, del Conicet.

Si sos madre o padre y además de los problemas que tenés para llegar a fin de mes tenés que pensar en que este endeudamiento de hoy lo van a pagar tus hijos. No queremos más que nuestros hijos ni nuestros nietos vuelvan a hacer cola en la puerta de las embajadas porque no hay futuro en el país. Ya lo vimos. Cuando la deuda explota el mundo se acaba y nadie te ayuda. Por eso, si sos papá o mamá no votes endeudamiento.

Si sos mujer y compartís y te conmueve el “ni una menos” y sos feminista y luchas contra la violencia de género, si sos mujer no votes desigualdad.

Si sos trabajador y tu salario siempre estaba por arriba de la inflación y hoy, si no perdiste el trabajo no te alcanza la guita y además te explotan y quieren que trabajes sin pagarte horas extras o lo que te corresponde. Entonces, si sos trabajador no votes precarización laboral.

Si sos comerciante y viste cómo se cayeron tus ventas y además te llegan tarifas de luz, de gas y de agua que no podés pagar. Si sos comerciante no votés tarifazo
.

Si sos jubilado o jubilada y andás al salto de mata porque no te alcanza para los remedios, porque te sacaron el médico de cabecera o lo que te reconocía el Pami. Si sos jubilado no votes recortes.

Si estás mal porque creíste en lo que te prometían, creíste las cosas que te dijeron y te prometieron y no te cumplieron ninguna. Si estás mal por eso, si estás mal no votes más mentiras. No votes mentiras.

Si amás a la Argentina, si amás a tu país y ves lo que están haciendo con el petróleo, con las Malvinas, con la deuda y contantas cosas. Si amás a la Argentina no votes ajuste.

Si sos una persona que no está de acuerdo con lo que está pasando, si sos realmente opositor, si te pareció que arrastraron a una mujer como Milagro Sala, sola en un auto sin patente violando todas las convenciones internacionales. Si no estás de acuerdo votá entonces Unidad Ciudadana.”


Sentimos, a través de una muy subjetiva lente, una leve brisa de cansancio y pesimismo, una hidalguía superior, una satisfacción del deber cumplido o el cumplimiento de una obligación irrenunciable. El pesimismo que el aparato del poder logró sembrar en sus rivales a través de las usinas mediáticas y las encuestas cohesiona, de algún modo, al sector odiado y despreciado por la derecha.

































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