Alejandro Dolina: "Es muy difícil ser feliz en la Argentina de hoy".


Alejandro Dolina es un hombre de la radio, de la literatura y tuvo su paso por la televisión. Pero paralelamente siempre desarrolló un fuerte compromiso político y una gran capacidad de análisis. Por eso no sorprende cuando comenta que siente una gran satisfacción haciendo radio todos los días e inmediatamente agrega que la situación del país le produce emociones totalmente diferentes. "Es muy difícil ser feliz en este momento de la Argentina", subraya. Aquí un fragmento de la nota que hizo para el diario Tiempo Argentino.

–Antes del balotaje advertiste muy claramente que Macri expresaba la vuelta del neoliberalismo.

–Sí, claro. La disyuntiva era muy clara y la gente fue muy clara también: eligió lo que estamos padeciendo ahora. La economía neoliberal genera enormes dificultades a los trabajadores. Pero este tipo de decisiones se están tomando en todo el mundo.

–Los modelos neoliberales suelen favorecer a un sector minoritario de la sociedad. ¿Cómo se explica que sean votados por las mayorías?

–Es así. La gente vota estos fenómenos que la perjudican enormemente. Pareciera que dijeran: "démosles el dinero a los ricos que ellos saben mejor cómo manejarlo". Es muy difícil explicar las motivaciones. Se trata, me parece, de la suma de sectores neoliberales con la derecha recalcitrante. Que en la Argentina se expresa en el gorilismo.

–¿Alguna vez imaginaste que podían llegar tan lejos como para beneficiar con el 2x1 a los represores?

–Nunca pensé que pudieran llegar hasta este punto. Y al mismo tiempo es revelador. Revelador de los lugares que esta gente ocupó antes. De la misma manera que yo digo que estoy más o menos en el mismo asiento que siempre ocupé, evidentemente esta gente no sólo es neoliberal, no sólo impulsa una economía para que los trabajadores ganen menos y los ricos ganen más: también son simpatizantes del Proceso. Lo estoy diciendo sin ningún encono. Ya no quiero discutir ni con mis seres queridos.

–¿Ves a corto o mediano plazo una alternativa política a esta situación?

–No la veo. Ojalá las elecciones demuestren lo contrario. Pero respecto de la duración de este proyecto neoliberal creo que va a ser más determinante lo que hagan ellos que lo que pueda hacer lo que pomposamente llamamos el campo popular. Yo he asistido a algunas reuniones y he salido espantado.

–¿Por qué?

–Quizá no asistí a las reuniones correctas. Se suele decir que en épocas tan duras fructifican los grandes artistas, los políticos beligerantes e ingeniosos. Yo no he visto hasta ahora nada de eso. El gobierno tiene el apoyo de los dueños de las grandes empresas y los grandes medios. Del otro lado no quedó absolutamente nada. Ni siquiera algún distrito fuerte como para construir desde ahí.

–¿Qué se necesita para que vuelva a ganar un proyecto con una mira-da social inclusiva?

–Se ha producido un irreparable daño en la confianza de quienes creemos en la causa de un Estado más inclusivo y una economía dirigida que propenda a cierta igualdad. Ahora parece que creer eso significa ser cómplice de corrupción. Eso se lo debemos a ciertos amiguetes cuyo nombre no quiero ni recordar. A mí me da vergüenza haber compartido esperanzas con cierta gente. Pero tampoco hay que dejarse atropellar por lo que dicen los medios más poderosos. La corrupción y la política se discuten en mesas diferentes. Y hay distintas formas de corrupción. El daño social que produce un corrupto es mucho menor que al que produce una política de Estado que transfiere los recursos a las empresas más poderosas. Ese dinero sale de los trabajadores. Y ni hablar de la toma indiscriminada de deuda externa. «

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